El amor se construye entre dos y basta que uno juegue en contra para que lo conseguido se destruya.

Las dificultades son parte integral del camino del amor. No podemos concebir una relación íntima sin conflictos.

Sufrir porque las cosas no son como yo me las había imaginado no sólo es inútil, sino que además es infantil.

Nada es más extraordinario que sentir la propia transformación al lado de la persona amada.

La mirada del otro me muestra lo que mis ojos no pueden ver.

El mejor, el más preciso y cruel de los espejos, es la relación de pareja: es el único vínculo en el que pueden reflejarse de cerca mis peores y mis mejores aspectos.


Un encuentro no puede forzarse: se da o no se da.

Mientras con el dedo índice señalas al acusado, tres dedos señalan en dirección a ti mismo... El dedo medio, el anular y el meñique te están diciendo que quizás tu mismo seas tres veces más avaro, tres veces más tonto y tres veces más agresivo que aquel a quien acusas.

Las cosas pasan como pasan y no como decidimos que pasen.

¿Tengo yo que adivinar lo que tú necesitas para que te des cuenta de que eres importante para mi?

Es muy doloroso necesitar y no obtener lo que se necesita, y este es el principal problema. Nadie quiere sentir el dolor de necesitar algo y no tenerlo. Si nos resistimos a sentirnos vulnerables, cada vez nos endurecemos más y nos alejaremos de la posibilidad de averiguar qué necesitamos. Y además por este camino cerramos también nuestra capacidad de recibir.

Cuando esperamos que algo suceda sin que podamos tener participación en ello, el hecho siempre se demora.